Fue hace aproximadamente 10 años cuando te vi por primera
vez paseando en aquella ya lejana y mi primera madrugá por las calles de
Sevilla. Y hace aproximadamente 10 años que descubrí realmente porque era tan
bueno el maestro Juan en lo suyo. Te veía desde lejos con mi cirio en
representación del Museo y cuando la gente callaba me di cuenta de que Dios
estaba presente. Entre la tiniebla de la mañana andabas de frente, y a la
altura en la que podía verte mis ojos se clavaron en tu extraordinaria figura.
Es entonces cuando descubrí un mundo nuevo dentro de la Semana Santa dentro de
mi madrugada.
Y es ahora cuando la madrugá abre paso al culminante
recorrido de Dios por nuestras cortas calles. Entre la penumbra y los faroles,
poco alumbrado anda el Hijo de Dios y anda hacia la Jerusalén sevillana, y anda
hacia el Calvario. Andaba el Hijo de Dios y te miraba a ti, y me miraba a mi, y
miraba todo a su alrededor mientras la nocturna ciudad callaba en su interior.
Yo te veo en el
Museo,
Cuando pasas de
regreso
Y te veo en la gente,
Emocionada al verte
Te veo en el andar
firme
Del costalero
penitente
Y te veo en San
Lorenzo
Y en la túnica
rasgada
Y en la candelería
derramada
Y en mi duro penar
Al recordar a mi
abuelo
Bajo el hachazo del
costal
Y en la cruz del
penitente
Y en el silencio ya
vendío
Y en la virgen
delicada
Que es tu madre la
apenada
Que paso a paso te
sigue
Compartiendo ya tu
carga
Que es la suya
también
Al ver marchar a
rastras
A Jesús del Gran
Poder
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