sábado, 5 de marzo de 2016

MADRUGÁ NAZARENA

Fue hace aproximadamente 10 años cuando te vi por primera vez paseando en aquella ya lejana y mi primera madrugá por las calles de Sevilla. Y hace aproximadamente 10 años que descubrí realmente porque era tan bueno el maestro Juan en lo suyo. Te veía desde lejos con mi cirio en representación del Museo y cuando la gente callaba me di cuenta de que Dios estaba presente. Entre la tiniebla de la mañana andabas de frente, y a la altura en la que podía verte mis ojos se clavaron en tu extraordinaria figura. Es entonces cuando descubrí un mundo nuevo dentro de la Semana Santa dentro de mi madrugada.
Y es ahora cuando la madrugá abre paso al culminante recorrido de Dios por nuestras cortas calles. Entre la penumbra y los faroles, poco alumbrado anda el Hijo de Dios y anda hacia la Jerusalén sevillana, y anda hacia el Calvario. Andaba el Hijo de Dios y te miraba a ti, y me miraba a mi, y miraba todo a su alrededor mientras la nocturna ciudad callaba en su interior.

Yo te veo en el Museo,
Cuando pasas de regreso
Y te veo en la gente,
Emocionada al verte
Te veo en el andar firme
Del costalero penitente
Y te veo en San Lorenzo
Y en la túnica rasgada
Y en la candelería derramada
Y en mi duro penar
Al recordar a mi abuelo
Bajo el hachazo del costal
Y en la cruz del penitente
Y en el silencio ya vendío
Y en la virgen delicada
Que es tu madre la apenada
Que paso a paso te sigue
Compartiendo ya tu carga
Que es la suya también
Al ver marchar a rastras
A Jesús del Gran Poder


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